domingo, 29 de abril de 2012

Los Dueños de Casa

No es por ofender, pero la figura de la “dueña de casa” siempre me ha parecido vomitiva. En primer lugar porque es un decir y no una realidad. La mayoría de ellas no son dueñas de nada, sólo de su obsesión por lo doméstico y por las reglas que han impuesto en ese mediocre reino, como moneda de cambio por su, muchas veces autoimpuesto, cautiverio.

 Una vez escuché que la política comenzaba ahí, en la dueña de casa y sus reglas de mierda que parten por limpiarse bien los pies y no fumar en el living. Y que luego de eso, viene el asalto al poder en los municipios, desde el Aseo y Ornato, Seguridad Ciudadana, Control de Plagas y una sarta de menudencias que fácil se lograrían coordinar con una buena organización vecinal. Pero no, está el dueño de casa, o la dueña de casa, que le gusta dirigir el tránsito como paco raso, para tener una cuotita de poder acorde con una ambicioncita de poder, que no se fija en ningún futuro sino en un presente represivo y conservador de las buenas maneras, que seguro aprendió en la casa-fundo donde pasó cada uno de los veranos de la infancia.

 Este es el Alcalde u Alcaldesa, un señor o señora, preocupados del tejemaneje de una comuna que tratan como fundo, feudo o casona colonial, en donde imponen sus ideologías, pero no de forma ideológica propiamente tal, sino que práctica, y justamente he ahí el problema. Esta base política que les da atribuciones, y en donde se sientan los culos de estos verdaderos patrones, es la que hace que el avance sea impensado hacia una política autogestionada o con mayor autonomía, obviamente que no para ellos, sino que para el pueblo.

 Acostumbrados los “ciudadanos” a ir a las oficinas de los municipios, a reunioncitas con el alcalde, a “exigirle” de esto y de aquello, los ha alejado de las soluciones que ellos mismos podrían crear con un poco de ingenio y creatividad. Así, el mal de la política se ha instalado desde este primer escalón hacia el poder: El clientelismo.

 Los mejores amigos de los alcaldes, terminan siendo los paquetes de fideos, los trabajos al mejor estilo Pem y Pojh, y esos títulos de dominio de tierras que con suerte podrán sostener una media agua. En Valparaíso cómo olvidar a Pupy, el alcalde regalón de los cerros, que dio a manos llenas tierras de quebradas en donde se construían casas que al primer chaparrón terminaban cerro abajo.

 El alcalde Diamantes, gorda Pupy, o Hernán Pinto y su hoyo de 20 mil millones de pesos no afectó a que se tirara a senador, y ahora, a las primarias de la Concertación por un nuevo periodo parapetado en el “Castillo de Greiscol”, como cariñosamente se le dice a la Municipalidad porteña, pero sí afectó a la madurez política de los electores.

 Es ahí, insisto, en donde reside el drama. En el hijo que a sus 35 años sigue viviendo en la pieza con el poster de Iron Maiden pegado en la muralla, corriéndose la paja escondido, comiéndose toda la comida que le regalan mientras se jibariza su independencia proporcionalmente que hace caso a las reglas de la casa.

 Tenemos un sinfín de ejemplos de alcaldes. El de Penco, de ÑuñoaProvidencia, Peñalolén, Iquique, Viña del Mar, Valpo, Pelotillehue, Springfield, y en realidad, el de cada localidad de punta a cabo, con ese prototipo de dueño o dueña de casa, en una dictadura del cotidiano que se embadurna de mediocridad en la chimuchina de la necesidad primera, lo único que pueden responder con algo y solo algo de efectividad, porque para las grandes cosas, como la educación, está requete demostrado que no les da el ancho, aunque su cinturita de huevo, diga lo contrario.

 Es importante ya que no podemos extirparlos, darles nuevas necesidades. Exigirle al dueño de casa que no solo saque la basura y riegue el jardín, sino que implemente reciclaje, no basureros clandestinos de donde saque la plata para los pendones y gigantografías de campaña.

 Exigirle forestación, plazas, parques, ciclovías, infraestructura deportiva y recreativa de calidad, política de tenencia responsable de mascotas y, por supuesto, un sinceramiento. La educación no es lo suyo, recordemos el 2×1 de Regginato “Bozzio” que no tenía la media completa, y deleguen al Estado la responsabilidad. No por la plata que se les da por la subvención vamos a tener a estos cortoplacistas y domésticos dueños de casa, decidiendo un futuro que tan poco les importa.

sábado, 21 de abril de 2012

La Única Vía


Las condiciones de trabajo en Chile son como la mierda. En general se nos paga poco, se nos estruja harto, se nos presiona, se nos mantiene cagados de susto con los despidos, y larguísimas horas en los puestos para evitar que uno tenga vida y con eso proyecciones de mejora y nuevas ideas.

Pedir aumento, o pedir vacaciones, es simplemente una afrenta a la empresa, que hace dudar de tus capacidades profesionales de estoicismo y compromiso, necesarios para que estén contentos contigo y de tanto garrotazo en el lomo a veces se dignen hacer aparecer una zanahoria (que por lo inmundamente mezquina, da ganas de metérsela en culo al patrón).

Y eso que hablo desde la trinchera de los imbéciles que creímos en la educación como trampolín de ascenso social, y que por eso, no ganamos el mínimo. Los sueldos de hambre en Chile, son pan –que marca su ausencia- de cada día, y el nivel de endeudamiento es proporcional a la decadencia económica en la que estamos sumidos. Por eso aumentar la dieta parlamentaria, con la urgencia que se requeriría para cambiar la Constitución pinocheta, es simplemente indignante.

Dos palos, uno en el culo y otro en el hocico, ha dicho la ciudadanía que sería lo único en aprobar para el Senado. “Los honorables” como se hacen llamar estos caras de raja, necesitan, según ellos, mayor asesoría para levantar proyectos de ley, que en realidad no tienen muchas veces ningún sentido, y solo implican menos libertades individuales para los ciudadanos.

Con lo que nos cuesta “ganarnos la vida” y aún más, hacer política empleando nuestro biopoder, en la calle, frente a esos funcionarios desclasados remunerados con las migajas de un Estado depredador y empresarial desvergonzado, estos cerdos engordados con las arcas fiscales, que tienen el descaro de hablar de “bien común”, sin talento alguno, figurones frente a las pantallas, indolentes e ignorantes de lo que ocurre en las calles, los hospitales, las escuelas, el trasporte público, y un largo etcétera de servicios callampas, se suben el sueldo.

Lo peor es que ahora se querrán subir el sueldo los diputados. La Anef saldrá a la calle a pelear el 11%, los gerentes de las AFP dirán que en realidad deberían hacer valer la investidura del cargo, y obviamente los jueces encontrarán que si todo se está rasando hacia arriba, habrá que hacer justicia.

Nosotros seguiremos con la existencia al tres y al cuatro. Sin capacidad de ahorro, Gastándonos el sueldo en cargas para la tarjeta Bip, mensualidades escolares, y comida de tercera, para alimentar una existencia sin sentido alguno, más que el de ir a comprar un entrada a algún concierto.

En cualquier parte del mundo esto hubiese significado la guerra social. La batalla campal fuera del Congreso, y la quema, no de un Transantiago, sino de dos docenas, además de huevos, y pescados podridos en la cabeza de miserables de la talla de la Ena. Pero no. Estamos muy cansados, absolutamente desmotivados, con la moral baja, muy baja, que nos hace ser siempre un ejército derrotado.

Si las redes sociales, un pasquín, o esta misma columna son importantes en este país, es porque la retórica es la forma que nos mantiene sintiendo que hacemos algo. Somos pura boca, y sin distinción de género porque estamos atados al lenguaje.

Como el amor, las palabras no se comen y no sirven más que para ponerle paños fríos, lo que debería haber explotado hace rato.

Yo esta vez, no sé qué podemos hacer, y debo reconocer que me siento sumida en la desesperanza total. Chile se ha vuelto más que nunca un país que debería desaparecer, que debería ser refundado por su pueblo, ajusticiando a la pacotilla de tiranos que lo mantienen en este estado vegetativo.

Si bien los crímenes de odio en este caso los justifico con todo mi derecho de justicia, la única vía será ir a votar en masa para deslegitimar el sistema corrompido por el sacrificio de todos nosotros, los olvidados.

Anula tu opción de entregar tu poder a estas alimañas ladronas. Anula tu voto, aunque la Vallejo te este prometiendo la roja manzana del comunismo utópico, por que las bases del modelo están podridas, sedimentadas en los huesos de los desaparecidos. Vota nulo, y convence a todos a que vayan a votar de esta manera.

Modelo de desarrollo

No se sabe si es pena o asco, o las dos cosas. Lo único que finalmente uno tiene claro es que otra vez tuvo razón, pero perdió ante el absurdo de un sistema corrupto. Que no se saca mucho con develar la verdad, porque nos hemos situado hace mucho en el imperio de la realidad. Entonces, una cuestión por mala que sea, cuando se institucionaliza en el hábito, se hace inamovible.

 Incluso las modificaciones de la letra jurídica y divina se harán prestamente, facilitando la instalación por sécula seculorum del perjurio. Y es así como hemos perdido una a una cada potestad del pueblo, y la tierra como bien supremo. El pueblo confió su biopoder a un grupo de supuestos líderes, y perdió en la posibilidad de contener ese bien tan preciado para cada uno: la dignidad.

 Ahora vemos cómo quienes gobiernan, simplemente lo hacen desde las gerencias de alguna de sus empresas. El ministro de energía, Jorge Bunster, ingeniero comercial y caperuso gerente de diversas empresas ligadas a AFP, fue también gerente durante 19 años de Copec. ¿Cómo es posible que un hombre tan comprometido, pueda decidir lo mejor para el país, y no para su bolsillo, en materias energéticas?

 Copec, la primera en servicio para arruinar la vida de los habitantes de Calbuco, vecinos de la Planta Pureo, que sufriera un derrame por negligencias en las instalaciones, y que llenó de camiones que trasladan combustibles, es también la empresa que tiene en marcha el proyecto carbonífero de la Minera Invierno en Isla Riesco. La señal no es buena.

Si el Ministro de Energía, digamos las cosas como son, es palo blanco dentro del gobierno de la Corporación de Petróleos de Chile, no nos queda más que esperar que se aprueben las 5 minas en esta isla en Magallanes, las que surtirán del carbón de la más mala calidad, a, a lo menos, 7 termoeléctricas que trasformarán la vida de distintas localidades, contaminándolas y enfermándolas gravemente, para dotar de energía a las sucias mineras, que poco y nada aportan al desarrollo del pueblo de Chile.

 El conflicto de intereses es evidente y no parece preocuparles ni por decencia. La obscenidad del poder es cada vez mayor, y es así como Pablo Longueira, Ministro de Economía, llega con desparpajo y se pronuncia sobre lo mala que fue la decisión de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, al fallar en contra del proyecto termoeléctrico con base a carbón, Castilla, que afecta en Atacama a la comunidad de Totoral, pues “atenta en contra del modelo de desarrollo de Chile”.

 Obviamente en defensa de este glorioso modelo de “desarrollo” pinochetista, aparece la editorial en El Mercurio: Energía: “La Tormenta Perfecta”, prediciendo maldiciones variadas y terribles, si es que la ciudadanía y tribunales no entiende que deben sacrificar sus vidas en pos del progreso. Que los cortes de luz están a la vuelta de la esquina, las alzas en las cuentas de luz, y por supuesto la temida inestabilidad social. Es así como se juega en Chile.

 La pugna ideológica sigue viva y sin posible solución, en un gallito donde los más débiles han sacado músculos en la misma batalla. Ante la arrogancia del modelo económico, los habitantes de esta patria rematada, han debido defenderse solos.

El problema es que la correlación de fuerzas es tan desequilibrada, que muchas veces sentimos una profunda impotencia, y una vergüenza tan grande que uno confunde pena con asco. Difícil es la salida. Difícil ante tanto estrago causado, y ante tanta irracionalidad vertida y desperdigada, que llena de basura todo lo bueno, por ejemplo Vallenar y Huasco a la llegada de Barrick, dejándonos perplejos. Perplejos como cuando oímos de boca de estos mismos seres que comandan la debacle.

 El UDI, Jorge Reyes, cabecilla de Pro-Vida, declaró que “si la gente hubiese conocido a Zamudio no opinarían lo mismo”, justificando el odio y la muerte. No es raro entender entonces que toda la mierdería que cae sobre la gente sencilla es parte de la discriminación institucionalizada.

Que los temporeros, las nanas, los homosexuales, el jardinero, tú, yo, y hasta el paco, son para el fregado y el planchado, y que deben estar ahí, al pie del cañón para soportar el bendito modelo de desarrollo, ese indolente y precario que para lo único que ha servido es para llenarle aun más el bolsillo a quienes son tan ricos, que poco les interesa lo que pase fuera de su triste y miserable oficina.

 Crímenes de odio se justificarían en este caso, pero ya nos convencieron que debemos ser pacíficos, civilizados, que debemos esperar a la justicia, aunque esta se vea mil veces violentada, como cada uno de nosotros en miras del supuesto e inexistente “bien común”. Es por eso ciertamente que la rabia de un sistema fracasado aflora entre nosotros, algo tan conveniente y sistémico que no es más que una, y la más triste, pieza del puzzle donde todo calza.