lunes, 5 de abril de 2010

La ex – ex




El sábado recorrí por última vez La ex cárcel de Valparaíso. Ahora será la Ex Ex cárcel. Su enternecedora decadencia retratada en los grafitis plasmados sobre las destartaladas celdas, me retrotrajo a tantas historias. El circo en picada, la Radioneta, los talleres de los escultores, artesanos, pintores, teatristas, los cantantes, los innombrables, los entrañables, el cumpleaños del Claudito en la cocina de la ñaña Juana, los almuerzos de la ñaña Juana, los poemas de la ñaña Juana, la misma ñaña Juana, El Gran Encuentro por la Unidad de los Pueblos, en donde trabajamos los súper periodistas revolucionarios y entrevistamos a Hector Kol (quien desestabilizó la industria del salmón), los cabros de la Fech, y el único y mejor líder, Cristian Cuevas, eran algunas situaciones y personas que me venían a la mente mientras jugaba frisbee con mi hijo en su patio principal.

La verdad es que nunca me gusto mucho. Sobretodo eso de los incendios provocados. Sentía en el aire ese resentimiento. Una resaca del odio demasiado ondera. En el fondo me daba miedo de que me gustara mucho y me pusiera muy engrupia. Por que era eso especialmente lo que caracterizaba a su gente. El compromiso. Esa magia que surge cuando en un grupo la sinergia se hace presente, o al contrario, esa maldición que emerge desde los egos y personalismos. Pero los más, tenían el poder de hacer del desperdicio una opción de reciclaje, comprometiéndose con ser una protesta en sí mismos.

Debió pasarles lo mismo a los presos. Para mí eso era lo malo. Confiarse tanto a ese lugar, a ese “espacio publico”, que antes fuera el que te “privara” de libertad. Pero esas son sutilezas, porque esos muros de piedra carcomidos por el insubordinado viento porteño, y careados por el terremoto, contienen grandes espacios que daban para un enorme parque como esos que hay en Baires o en Sao Paulo, o cualquier ciudad que se precie de serlo, pero que fueron utilizados, por un tiempo demasiado corto, para hacer grandes tocatas e incluso un Rockodromo, que ha pesar de las críticas por anga o por manga (esa de los ruidos molestos, o esas de la cultura de masas que promovía el Consejo) eran actividades liberadoras en un país tan solemne.

Fue ahí donde llegó Chinoy por primera vez desde San Antonio, acarreando como único equipaje, una guitarra de palo tatuada con dragones y cosas parecidas a las que están dibujadas en las hojas del final del cuaderno, a mostrarle su trinar a los de Las Escuelas de Rock. De ahí fue llevado por Zúñiga a la Radio Placeres, y todo era tan distinto, por ejemplo Lagos Weber no era Senador, y Piñera no era Presidente.

El proceso que ha sufrido la ex y el nuevo camino en son del progreso que deberá seguir, será el mismo que vive ese Chile afectado por el telúrico. Estructuras también preñadas de una cierta consonancia, serán absorbidas por la “reconstrucción”. Este último concepto, será la forma de barrer con múltiples identidades. Las de la ex, próximamente ex ex, siempre fueron molestas, por eso siempre estuvieron en peligro de derrumbe, o por lo menos eso aludía Bienes Nacionales cuando se negaba a prestarla para eventos culturales y fiestas tan necesarias para todos.

La ex estaba cargada. Cargada de dolores, y heroísmos como el del viejo Bushman, que saltó desde un muro, cuando era cárcel a secas, ganándose una cojera y la inmortalidad del guerrillero que logra safar de las fuerzas represivas. Pero también cargada de autoridad y pertenencia.De diversa llegó a ser dispersa, y de unida llegó a ser sectaria. La ex cárcel era un lugar cargado de sentidos.

Me imagino ahora que será la ex -ex cárcel, y en realidad no puedo. Nadie sabe bien que irá a pasar, pero lo mejor que podría pasar, es que cupiéramos todos de nuevo. Hacinados en buena, para que no penen más las ánimas ni ningún fantasma. Qué habiten esas pequeñas células que juegan al romántico gobierno popular, los que hacen uso de la palabra ocupación, el que cree en el turismo, pero también el que sueña con hacer comunidad, y por supuesto el chorizo que juega a la pelota y el que va a elevar volantines, para que todos, y con una batucada que nos haga por fin bailar, y no se escuche a lo lejos como banda de guerra, le hagamos un machi Tun supersónico que recargue de un sentido polifónico este segundo ex de la ex cárcel, sacándole así, todas esas energías presidiarias que mantenían, a algunos, sometidos a una autoridad invisible, esa de dogmas y prejuicios.