martes, 4 de mayo de 2010

Coco loco eres tú



La locura siempre se instala desde el exterior, pues es difícil que una persona, estando realmente perturbada, se autodenomine como enferma mental. Casi siempre son las familias las encargadas de encerrarte en el casillero de la locura. Es como el tema de los apodos. Yo nunca me dije a mi misma “zancudo playero”, fueron esos estúpidos de siempre, los que me bautizaron como tal.

Que le digan loco a Bielsa, es más o menos lo mismo. Un apelativo que le coloca la “sociedad” al individuo, condenándolo a la “prisión continua” de la que nos habla Focault, esa que está presente incluso extramuros, pues los dispositivos de control se reproducen incluso fuera de las instituciones que estructuran el orden del discurso, y que mejor para recordar “la norma” que la prensa, ese cuarto poder, claro está, que forma parte del privilegiado duopolio.

En la página editorial del diario La Tercera se habló de la charla que dio el “loco” en donde se pronunció en referencia a los saqueos posteriores al terremoto, pero no para profundizar en los dichos del DT de La Roja, porque mucha agua a pasado, o se ha estancado bajo el puente desde los griegos que no sabían realmente si estas personas eran locos o verdaderos sabios, sino para reprenderle como a un niño: ““pastelero a tus pasteles” por que como sociólogo eres un buen entrenador”.

La integridad de la “verdad” está en peligro cuando un tipo con características de héroe abre la boca para decir que el capitalismo salvaje a moldeado a un ciudadano hambriento de bienes materiales, que se encuentra entre la maraña de la publicidad confundido, y que en una situación de crisis y con esa base moral neoliberal, hasta él, el mismísimo Bielsa, se robaba el plasma.

Se supone que el “loco” Bielsa, ha preferido el error y desdeñado a la verdad. A esos son los que llamamos orates, a esos que utilizan su ética para otorgar la libertad para pensar sin patrones establecidos por el poder. Lo que puede ser de lo más normal en una sociedad que sienta las bases en la honestidad, pero estamos hablando de la realidad y no de quimeras. Por eso el loco es loco, y si no está encerado, es simplemente porque nos es de suma utilidad. De lo contrario estaría bajo siete llaves.

Pero algo así pasaba. Pues Bielsa no es seguido por los periodistas para hacer entrevistas en profundidad. Simplemente resultaba un enigma y no sabíamos el porqué de su apodo. Habían teorías que hablaban de su obsesión con la cancha, pero nada más, salvo una imitación en la cual nuevamente se utilizaba su figura para ordeñar el bolsillo ciudadano.

En Occidente la historia de la locura se ha desarrollado en cuatro etapas: 1. en el siglo XVI, se despoja a la locura de su carácter de santidad. 2. durante los siglos XVII y XVIII, la época clásica, la locura es la sinrazón que se enfrenta a la razón y se la encierra en el Hospital General. 3. el siglo XIX, libera a los locos de sus cadenas y les da la calidad de enfermos, encerrándolos en el asilo especial donde serán tratados, entre otros con el tratamiento moral. 4. En el siglo XX aparece en escena el psicoanálisis, y en tratamiento de la neurosis.

Auque las cosas hayan cambiado, y exista la “terapia” para resolver esta enfermedad, el prejuicio y la subjetividad con respecto a qué es correcto y que no, es gravitante para que la locura, aún en el siglo XXI, sea un buen argumento para desacreditar pensamientos que se hayan en la impostura, que son nuevos y no caben en los viejos moldes de la teoría.

Quizás lo único que nos quede en limpio es eso que se dice: “los niños, los locos y los ebrios dicen la verdad” y por eso hay que escucharlos con atención, ya que mensaje no tiene que ver con discursos memorizados, acomodados en la hipocresía, y formulados en el facilismo de lo que está zanjado por los “otros”.