cuando las palabras me huyen por la tortura que han sufrido en la punta de mi lengua, llega Rumel a recordarme porque las amo tanto. Por que soy la muñeca satánica. La que sufre para hacer sufrir. la que confunde risa con llanto..."y en el milagro de mi encantamiento se aroma de rosas las alas del viento" porque precisamente en el misterio, en la tiniebla de la duda, está la posibilidad de que sea, sin importar si es de día o de noche, una luz la que disipe todo con una claridad abrazadora.