viernes, 12 de julio de 2013

Karen Hermosilla y Carla Amtmann junto a Marcel Claude

Karen Hermosilla se desmarca de Pacto Nueva Mayoría

Karen Hermosilla se desmarca de Pacto Nueva Mayoría


Karen Hermosilla, ex vocera por un Chile Digno de José Antonio Gómez, aclara que su participación se justificó por el apoyo a la Asamblea Constituyente y la izquierdización de la agenda, pero que hoy dado al contexto de baja votación que impide la exigencia de lo planteado en el proyecto, no se suma a la Nueva Mayoría de la candidata Michelle Bachelet, pues cree que la verdadera mayoría se encuentra en el amplio porcentaje que eleva sus propuestas desde los movimientos sociales. Invitando a un Frente Amplio, manifiesta la importancia de politizar y unir fuerzas en miras de las votaciones del 17 de noviembre.

¿Qué es ser de izquierda? Una reflexión post primarias

EN PUNTO FINAL


Ser de izquierda en un país como el nuestro, pareciera ser más simple de lo que quisiéramos. Solo basta repudiar el uniforme militar y saberse un par de canciones de Silvio. Hoy por hoy, cuando los viejos estandartes de la vuelta de la democracia hablan de la derecha fascista con todo ese arrebato y apoyado por núbiles muchachas comunistas, nos da la falsísima imagen de un país que ha logrado un estado de derechos y una sociedad equitativa.

Lamentablemente ese es un escenario que fabulan no más de dos millones de chilenos. El resto, observa vociferando la deslegitimidad absoluta de la clase política, fastidiados de tanto abuso, de ser como siempre usados en su dimensión de asalariados, como usuarios de sus necesidades más básicas que han sido convertidas en negocio redondo.

Sí, ir por dentro nos costó caro. Como vocera de José Antonio Gómez lo entendí así desde el principio, pero me parecía relevante imponer un proyecto real de izquierda y contraponerlo al de simples reformas “en la medida de lo posible” de la social democracia.

Pero este país, pese a todo lo que creamos dado a su momento histórico, no es de izquierda y perdimos abrumadoramente, sin tener ningún piso para exigir que se realice la Asamblea Constituyente en el afán refundador de un Chile, que desde sus inicios hace 200 años , es una plataforma legal hecha a la medida de las transnacionales.

Que Velasco haya ganado el segundo lugar, por suerte con un 12% del 20% del total del electorado, nos demuestra que avanza la nueva derecha liberal, esa que se preocupa sólo de lo que les toca en un individualismo reaccionario que privilegia sus gustitos progre por sobre las transformaciones sociales de fondo que dan un piso a cualquier cambio cultural.

Quizás viene siendo lo que a mí personalmente más me duele de todo esto. Que exista un buen grupo de personas que crean que el Chile real se encuentra en el Barrio Lastarria.

Los candidatos de derecha, lejos de ser lo que para la “Nueva Mayoría” representa como enemigo poderoso que se debe vencer, fueron vencidos por sus propias miserias que terminan dejándolos fuera de carrera ante un ganador que representa el patético mundo pinochetista que se encapsula en las comunas más ricas de Santiago.

O sea, el panorama es inmejorable para que los mismos de siempre se repitan el plato hasta la arcada y continúen administrando el modelo neoliberal heredado por la dictadura.

Pero aún hay patria ciudadanos, o más bien, nos queda un chance para terminar con esta patria inventada para el lucro por medio de un Estado subsidiario de las empresas y asistencialista con el pueblo. La confianza está puesta justamente en la posibilidad de politizar el movimiento social, para que el 17 de noviembre tenga la suficiente fuerza para imponer las justas demandas de personas que se aburrieron de ser víctimas marginadas y que hoy se atreven a ser una nueva mayoría que palpita fuera del eslogan.

El poder del pueblo en un Frente Amplio que protagonice por sí mismo su historia no solo perfilará la dignidad ciudadana, sino que modelará un relato que por fin haga cuadrar los conceptos de lo que la “izquierda” oportunista se ha olvidado antojadamente, haciendo resurgir esa izquierda que confía en el destino del ser humano como un actor que se hace cargo de su habitar en el mundo con una visión que no se pierde en la asimetría y en el individualismo.

No es Chile, es Turquía, España, Grecia, Brasil, Bulgaria, Egipto y un cuanto hay. Estamos en planes de cambio profundo, uno que se deja venir sin sucedáneos, que es auténtico como la vida y por lo tanto triunfador. La derrota no es para nosotros, ni la muerte puede con las ideas. ¡Hasta la Victoria Siempre!