lunes, 17 de septiembre de 2012

CURAO NO VALE


No quiero ser aguafiestas queridos, pero soy de las señoras que se acidifica aún más con la empanada de pino. No entiendo ese desvarío etílico, que nos hace vomitar la vida. Me parece estupendo que podamos carnavalizar esta larga y angosta faja de tierra, pero mejor sería cannabizarla, más aún si consideramos que lo que se promueve en nuestra sociedad para activar la hormona dicharachera sea el nocivo alcohol.

Porque, seamos sinceros, por mucha agua que tomemos, mucha ensalada que comamos y por muy conscientes que seamos de no mezclar los destilados con los fermentados, la caída al litro siempre trae cola.
Sí, no se trata de las sales de baño y sí, mejor que el vino, la mismísima sangre de Cristo, no hay nada. Es un antioxidante, un vaso dilatador, un “bálsamo social”. Pero embriagarse ya no me resulta atractivo, menos para celebrar la patria.

No mis queridos y queridas fumarolitas. Al igual que ustedes siento que hay cosas mejores que la sensación de que se te haya hecho tiras el oído medio, bamboleándote de lado a lado, con un estólido convencimiento de que eres feliz con este país, siendo que tú pobrecito mortal, como yo, todos los días te preguntas cuál es el beneficio de ser chileno. ¿El tiqui tiqui ti? Quizás el éxodo campo-ciudad sucedió hace tanto tiempo que esta alegoría que renace en el primaveral mes de septiembre se me hace ajena.

No es por ser malagradecida, pero inclusive si indagamos en las condiciones de trabajo de quienes trabajan en las viñas, o en la huella de carbono que tiene el copete importado, nos comenzarían a dar arcadas sin haber probado un sorbo.

La idea no es que vuelvan los tiempos de Al Capone, pero sin duda pienso que el alcohol es la más charcha de las drogas. Se me hace la idea que la talentosa Amy, a pesar de su coketa (ketamina-cocaina) estaría vivita y coleando de no ser por su alta dosis de destilado.

No, si no quise satanizar el brebaje espirituoso, aunque sí, los viejos chichas y los machos cabríos femicidas, tienen una relación bastante estrecha con él. Pero discúlpenme, es difícil eso de las medias tintas, o las medias botellas, porque si hay que tomar tomamos y no paramos,  porque eso de que se calienta el hociquillo no es un mito.

Todo calza estimado polluelo. Para tener orgullo patrio en las condiciones en que ha sido desarrollada la República, simplemente hay que estar borracho. Quizás por eso se promueve con tanto ahínco la celebración y catarsis dieciochera, aunque todos bien sabemos que tanto entusiasmo, tanto cariño y aceptación curao, no vale.

viernes, 14 de septiembre de 2012

algo que escribí

es que todo el lenguaje está acá y no en la calle con la gaceta la gente vive la ciudad como transito hacia sus trabajos
no hay gente que compre diario en el quiosco
para leer en el café
va a la oficina y revisa internet
mientras se supone que trabaja. 

La delincuencia se toma la calle, el perro vago-callejero-abandonado, los policías; mientras nosotros estamos encerrados en nuestras oficinas. Co
n frío por el aire acondicionado...

Afuera hacen los primeros calores del año y se puede usar ropa de verano
pero preferimos comunicarnos
porque cuesta pensar solo

Se está atomizado en la actividad humana-principalmente económica como describiría marx- del modelo, que la escritura resulta terapéutica. De ahí la necesidad de opinión. el exceso de retórica. la émica. el discurso.

uno quiere ser
y tw y fb lo permiten hasta por ahí
porque si no hay revuelta interior del sujeto hablante
repite el discurso de la realidad y no el de la verdad
y es un personaje

lo unico concreto justamente por lo inconcreto es la verdad
la interpretación del ecosistema
la realidad siempre es mula
la verdad es La tierra. La realidad el mundo
fb y tw pueden ser orgánicos con lo que la gente realmente piensa, o simulados como la gente realmente cree

los del mundo y los de la tierra

la dialéctica de realidad vs verdad

la creencia. la creación

uno se mete al capitalismo por medio del trabajo asalariado, ahí tus redes sociales, se convierte en una gruta si cumples un rol sin un status... El status no como algo arribista, sino ideal. El monumento que podría ser una plataforma de Internet, cumpliendo el parriano deseo de Monumentos para Todos o para Ninguno, se releva por un triste mamarracho modelado por la estructura.

o sea tu mismo le pertenece a la empresa, cuando no haces lo que te gusta, y no puedes decir la verdad, hablar de lo que piensas, sino solo de lo que te hacen creer y que como resultado genera realidad
Esa que generan los medios tristemente cobardes, con una mordaza autoimpuesta, por un servilismo baratísimo (se dan de a 12 los periodistas. Y son como los huevos. Algunos vienen hueros aunque no importa, porque a lo más nacen pollos, y mueren gallinas.

es que todo el lenguaje está acá y no en la calle con la gaceta
la gente vive la ciudad como transito hacia sus trabajos
no hay gente que compre diario en el quiosco
para leer en el café
va a la oficina y revisa internet
mientras se supone que trabaja.

La opinión nos da valor, pero tiene que ser verdadera para generar un cambio comunicacional.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Chile goebbeliano




Nos dicen que Chile es un país serio, republicano, donde las instituciones funcionan. Una nación ejemplar. Mal que mal somos la primera nación con la primera revolución por la vía democrática y la primera con la salida de una dictadura por medio de un plebiscito…

Nos enseñan un país de nombre tan singular como su simpática existencia, con una historia que atendiendo a esta característica, cuenta relatos de la “vida social i cultural” además de espeluznantes revelaciones de mujeres perversas como la Quintala, sin embargo, muy pocas veces se hace de valor para adentrarse en la experiencia de héroes como Balmaceda, Recabarren, Violeta Parra, De Rokha, Allende…o para narrar la vida de sujetos populares sin caer en la crónica roja.

Chile, a pesar de ciertas bondades que aparecen en los discursos de los próceres desvencijados para fechas conmemorativas,  es un país que no digamos olvida, pues no se acordaría de cómo generar sus trampas, sino que se hace el tonto de puro pillo.

Eso nos lleva a pensar que Chile sí tiene identidad, una que tiene que ver con una personalidad, pero no con un espíritu. Psicoanalizar Chile es psicoanalizar el fraccionamiento de quien no reconoce su esencia y se diluye en la frivolidad y miseria de lo  utilitario en el sentido de permanecer en un cuerpo que ya está muerto gracias a las turbias artes del engaño a la propia vida.

Los discursos de poder se han parapetado en la mentira, han silenciado los verdaderos discursos manados desde el pueblo con fines de solapamiento. Han arrebatado la patria como tal, entregando un sucedáneo que con su exceso de artificio genera el más hondo rechazo.

Recientemente Giorgio Jackson se encargó de develar que la Fundación Jaime Guzmán hace cursos de comunicación basándose en las técnicas goebbelianas de propaganda nazi a las Juventudes Udi, que recalcan que la política es un arte donde el engaño y la mentira llevan la delantera.

La retórica como medio de seducción de masas tecnificada en el marketing, explica la tendencia que no solo responde a esta facción. Este afán por mostrar a Chile como un país que basa sus raíces en mitología criollista en donde el arribismo y el amaneramiento son activos para los cada día más emprendedores ciudadanos, ha dado excelentes resultados.

 El “orgullo patriótico” viene y se queda en las entrañas por medio de triunfos deportivos pasajeros, concursos de belleza, o juerga y desvarío en una catarsis dieciochera ideal para resetear los debilitados cerebros que a la vuelta a la realidad estarán llanos al voto voluntario, que gracias a la inscripción automática amplió el electorado sin cambiar un ápice el sistema binominal.

El fin a las listas de espera, la reducción del 7%, los tribunales medio ambientales, la reforma tributaria, el post natal, y anteriormente el nuevo y maravilloso Transantiago, el reforzamiento de la educación preescolar, el plan auge y todas esas promesas que partieron en una campaña en donde no hubo nada más alegre que la promesa de que la alegría ya venía son parte de ese marketing, de esa propaganda en donde se gastan cientos de miles de millones para solapar la decadencia y a su vez dejar fuera lo mejor de nosotros. El alma joven silenciada, la autenticidad, esa que no tiene filiación partidista y menos fronteras, esa que depende del alerta creativa, de la unión intersubjetiva de quienes nos conocemos sin vernos y sin siquiera tenernos cerca.

El Estado Nación es un cuerpo muerto ocupado por vampíricos barones que lo utilizan como plataforma para conseguir corromper la sangre fresca. Está de baja y la mayoría de los niños lo sabe, sabe que se nacen sin patria cuando ya no se es soberano de un territorio y solo cliente con deberes de pago y conducta. Por eso no les interesa la educación formal y necesitan de un cambio cultural profundo que se encargue de la memoria del pueblo, de su propia y palpitante construcción que acabe por fin con el publicitario afán de vender Chile y el concepto de país como una prerrogativa de existencia humana, cuando sabemos que justamente ahí no está la vida, justamente porque en su nombre se la niega descaradamente.