sábado, 31 de diciembre de 2011

El año decisivo

(Página Editorial de Punto Final by Karen Hermosilla)
Existe una constante conmoción provocada por un constante bombardeo de versiones apocalípticas sobre 2012. Las profecías Maya, han sido interpretadas por la visión occidental mesiánica, y todo lo que podríamos aprender de esta cultura prehispánica, se va a las pailas porque siempre está bajo el prisma miope de los evangelizadores de los espejitos de colores.

El 21 de diciembre del 2012, concluye una cuenta del calendario de 5128 años, es decir 13 baktunes. Esta medida de tiempo que llega a su fin, según algunos mayistas, anuncia el descenso del dios Bolon Yokte, relacionado con el axis mundi o árbol de cocodrilo en el centro de la galaxia, que se alineará ese día con el sol.

Contrariamente a lo que uno se esperaría: que todos los astrofísicos del mundo dieran charlas y nos mantuvieran informados; nos encontramos con montones de interpretaciones chantas, y muy vendidas al sistema. Sí, esto que parece ser una exageración de mi parte, no es nada más que lo que ocurre en todo el mundo para propagar el sentimiento de angustia, o fíjense bien, de forma proselitista, como lo viene haciendo el gobierno mexicano de Felipe Calderón, que espera lanzar el siguiente slogan durante el próximo año: “La cuenta que hará historia… Una nueva era comienza”.

¿Será que se acabará la ley del más fuerte, los asesinatos, el servilismo con el imperio Yanki, el machismo y sus incontables femicidios, la venta de semillas nativas a Monsanto, o de terrenos para hacer biodisel en vez de más alimento para los hambrientos? Sabemos, que los más probable es que no. Que todo se quede tal cual como está, pero vendido de una forma cool, estratégica en un marketing que redituará seguro a costa del “etno-turismo maya”.

Cuando se echa mano a los extraterrestres, al sentimiento patriótico por medio del fútbol, a características raciales o de género que cambiarían la forma de liderar, sabemos que algo anda mal. Pero ahora parece ser aún más delicado el tema, porque nos hacen pensar en un fin, en un término, sin que nada en realidad haya cambiado realmente para afirmar que esto estaría sucediendo.

Las fuerzas sociales en todo el mundo quieren generar una nueva manera de llevar a cuestas el planeta, para poder hacerlo de manera más equilibrada, evitando que los mismos de siempre se lleven tanto peso, que termine por aplastarlos. Sin embargo, las plataformas de poder, las rimbombantes siglas de poder: UE-OEA-ONU-FMI y un largo y ridículo etcétera, mantiene las cosas congeladas, mientras el resto se derrite a causa de las emisiones de carbono, y se hunde en la inmundicia contaminante y empobrecedora del subdesarrollo.

El “nuevo orden mundial” es demasiado viejo para que podamos asustarnos, y las guerras, ya han dejado la suficiente riqueza y devastación como para lanzarse a una nueva “cruzada” por la hegemonía. Las estructuras parecen erigirse aún más sobre los crédulos para amedrentarnos, y con esa cristiana sensibilidad plañidera, situada en las creencias y la ignorancia, parece dejarlos desnudos, como recién nacidos en las fauces de un monstruo insaciable.

Como me gusta decir, es ahora cuando debemos estar “más vivitos”, más atentos a las teorías que hablan de un término, porque de seguro es con la garantía de que es para que todo continúe siendo igual. Como toda esa parafernalia que se hace a las 12 de la noche los 31 de diciembre, con petardos y tronaduras, con artificio y quemadero de plata en ciudades pobres y mugrientas como Valparaíso, provocando una catarsis, que se supone, dejará atrás “todo lo malo” para un “próspero año nuevo”.

No seamos ilusos. Demos la pelea siempre, ese 21 de diciembre de 2012 y todos los días venideros, porque si algo debe cambiar, es justamente lo que hemos construido torpemente sobre bases de sistemas ruinosos y decadentes. No le deleguemos esta tarea a fuerzas ocultas. A nosotros nos toca, como humanidad, destruir para redimir.

martes, 20 de diciembre de 2011

La Universidad de la Vida



Es bastante divertido que se me encomiende a mí, la ignara, hablar sobre la educación. Solo este último mes, lo más granado de las mujeres que bordean la treintena no han escatimado en adjetivos tales como rota, ordinaria y picante para referirse a mi persona. Estas señoritas alegan mi falta de rigurosidad, mi poca prolijidad discursiva, que me hace caer en flagrante vulgaridad que, por lo visto, las violenta íntimamente.

Igual me aguantan, y no solo eso, sino que muchos de ustedes son capaces de disfrutar mi ignorancia de adrede. ¿Será que l@s viejits chics, que citan demasiado y que oran como sofista recauchado en la posmodernidad ciberespacial, han terminado por aburrirnos? Es lamentable que no sean disfrutados por miles de ojos voraces, es lamentable, porque seguro todos nosotros, ignorantes y simplones, nos perdemos de educarnos con lo mejor del pensamiento actual.

Lo “picante” suele ser casi siempre lo que evidencia la vida, y a los papaítos y tías culturales zombis (que se alimentan de cerebros ajenos), y que siguen teniendo sensibilidad nada más que en una parte de su cuerpo: el periné, les escuece de forma tan sofocante y enervante que los vuelve aun más endemoniados y agresivamente intelectuales.

Por mi parte y siendo bien sincera, si voy a ponerme estudiosa, prefiero leer a los clásicos, y a los novísimos, sólo sus chambonadas en 140 caracteres si es que cumplen con requisitos básicos como no decirme lo que la educación más o menos formal ya dijo y mucho mejor que ellos.

La originalidad nunca es bien ponderada por los buenos alumnos y los mejores profesores que enseñan lo aprendido. Más bien es valorada la buena repetición de contenidos, el remedo, la reescritura, la religiosidad de una memoria que no atenta en contra de lo “histórico” y “verdadero” de la creación humana.

Lo importante para ser serio, y darse a respetar, es mantener cada una de las letras en perfecto orden y armonía dispuesta por la RAE, y vergüenza de aquellas si esto así no sucede, pues estamos demostrando una debilidad que da cuenta, no nada más que de una intelectualidad decaída, sino de un roce social insignificante. Palabrotas, que aunque juntas puedan darle vida a una idea, son de lo menos indicadas en momentos en donde el respetable, es más respetable que nunca, porque como usuario de contenidos quiere y exige que éstos sean de lo mejor.

Yo recomendaría que si quieren leer sin tener que pasar un mal rato se fueran directo a sandías caladas. Algún tipo de iluminación de Rimbaud, o a algún análisis a Wittgenstein, o si quieren una buena caracterización de la sociedad, a Focault. Como ven, hay para regodearse.

Si lo que les mata es la contingencia, vamos por ese Carlitos Peña, o por las editoriales de La Segunda recomendadas por Boric. Pero en una columna de una mina que sale en sostenes mirando para arriba en un diario que puso nada menos que en la portada y con mayúscula REVELIÓN, no pueden pensar que se puede encontrar conocimientos ligados a la academia.

A mí más que preocuparme de que las instituciones de educación pueden proveerme contenido de “calidad” para una vida adulta “elegante” o “elevada”, me preocupa cómo se nos ha venido educando con el ejemplo a cargo de líderes fácticos y económicos como la mierda.

Ladrones, pederastas, asesinos, mafiosos, y un montón de personajes con conductas de gente bastante “mal educada”, que por no ser “rotaordinaria”, eluden a la justicia, y en términos de escarnio público, bien poco puede importarles, porque ahí los que se atreven a poner la voz de alerta, son los “rotordinarios” genuinos, incapaces de “analizar” en debida forma el cause histórico de tan notables personajes.

El apasionamiento flexibiliza la rigidez de un esquema establecido en contenidos que “educan” formando a conocedores y cultos, casi siempre con el fin de hacer “carrera” para ganar más plata, para tener más minas (la mujer está atada al lenguaje) o ser más caperusos que el chulerío pecaminoso en su inopia cerebral, en su escatología liberadora, en su ordinariez festiva, valiente, llena de eso choricuaco y patente, estudiado y aprendido con éxito en la desprestigiada, pero grande y maestra, Universidad de la Vida. Ese es el el único plantel que defiendo, pues es el motor de cualquier aprendizaje que no se cacarea en más carillas de las que alguien menos latero y más vivito, es capaz de leer.

@karestroika

sábado, 3 de diciembre de 2011

La divina Providencia, de Internet



Escribo esta columna justamente el día en que hace 96 años naciera uno de los personajes más cruentos de la provincia señalada. Si bien se creyó que su muerte lavaría el resabio dictatorial y que podríamos finiquitar la eterna transición a la Democracia, nos dimos cuenta que por mucho que existan WC, la mierda existe no sólo en las cañerías lejanas a nuestra vista, o contaminando los ríos, lagos y mares, sino entre medio de nuestras propias vísceras.

Filas de meretrices jubiladas que volvían a sentir cómo su clítoris se rellenaba del ardiente pus de sus ovarios atrofiados, aguardaban para abrazar el podrido cadáver del genocida. Hordas de viejos secos literalmente como escupo de momia, jovenzuelos criados bajo la casta preferencia sexual de algún Karadima, y unos pocos, haciéndose los de las chacrarillas, en procesión para darle los honores respectivos, en lo que siempre pareció un funeral de Estado.

Nosotros bailamos en las calles, sin entender la mayoría, lo trágico que continuaba siendo todo y que estaba distante de ser un carnaval. Bien se sabe que “Todos los perritos se van al cielo”, entonces ésta no sería la excepción. El abuelo malo se iba bien cuidado por los médicos del Hospital Militar, rodeado de familiares y amigos y causando un impacto que volvió a alimentar el intermitente Pinochetismo.

La detención en Londres ya había dado cuerda a los “dog lover” de la patria y demostraba que la extinción de esta especie estaba sencillamente descartada.
Es así que, de tanto en tanto, las audiencias con estos golpes (de corriente) noticiosos, vuelven a hacer latir el corazón fascista de más chilenos de lo que nos gustaría contabilizar.

Como monos a cuerda alimentada por la irracional crueldad a exprofeso, y en una posta que parece no concluir, los Garín, los Gonzalo Rojas, los Hermógenes Pérez de Arce, los Moreira, los Longueira, los Coloma, los Márquez de la Plata, los Labbe, se apoderan de las tribunas para evidenciar en un genuino show el legado facho-prusiano-latifundista, que por medio del trabajo sucio logró instalar el modelo que hoy permite que esté escribiendo desde mi notebook comprado en cuotas en una transnacional tecki, esta columna.

Lindo panorama progre que hace pasar “piola” ciertos hechos deleznables. Basta mirar los nombres de las calles donde reina la inmundicia de un sistema democrático indecente por lo penca y mentiroso.

Providencia, la divina, con sus monseñores, obispos, próceres de la mugre nacionalista, amigos de lo ajeno, bautizan los tránsitos de “exitosos profesionales”, vendedores ambulantes y limosneros, que conviven en un pastiche social que a la mayoría enorgullece, y que de una forma u otra, es atribuido a la labor edilicia de un ex DINA, que sólo por cosas del destino, se encargó de una labor más o menos administrativa que la de Krassnoff, el ruso torturador, de linaje encargado de la contrarrevolución bolchevique. Enroques del destino que permiten a uno homenajear al otro, que ensuciándose las manos con sangre valerosa, como la de Victor Jara y tantos más, ganose una merecida pena de 140 años de cárcel.

Y es cuando uno piensa en que la revolución de las TICs, nos ha hecho pegarnos la escurriá, y no quedar tan colgados con los sucesos que se manejan en las cúpulas. Porque de no existir Twitter, y su derecha twittera, el movimiento social en la red, los diario electrónico, el blog del Brigadier Miguel Krassnoff con marchas prusianas, la promoción del libro “Cosaco Miguel Krassnoff, Prisionero por servir a Chile” de la “historiadora” Gisela Silva Encina, que incluye carta de la presidencia de la Republica agradeciendo la invitación a la presentación de la “investigación” y deseando éxito, muchos de nosotros nos podríamos estar tomando un shop para la calor en algún boliche republicano en la calle Krassnoff, sin saber siquiera quién es ese que tiene nombre de ladrido de perro, o de tos purulenta.

Porque “homenajes” sobran en Chile como también ignorancia. Porque el supuesto “pago de Chile” sólo le acontece a los que siempre han ganado el mínimo, o que hacen sus aportes en un obligatorio under. Los “poderosos” consiguen sus altares, se apoderan de los espacios públicos, de los símbolos, de los conceptos y ahora, felizmente, de la verdaderamente expansiva internet, que “funa” con los argumentos dados por el propio autor, en una guerra discursiva que es capaz de generar la acción directa, en el repudio a los honores en el “Club Providencia”.