martes, 26 de febrero de 2008

Advertencia: Sueñe con moderación




Puede que haya sido la comida, pero lo más seguro es que mi inconciente se haya venido hacia a delante, ahí donde de tantos cabezazos contra la muralla mi cerebro está como hígado de pollo. Sueño sin descanso. Un puente oscuro con aguas oscuras y sobre él una cama repleta de arañas venenosas que salen desde adentro del colchón. Me pican y me envenenan la piel. Temo morir. Pido ayuda a un par de borrachos de frac que me suben a una vieja ambulancia y me obligan a desnudarme. Me aprieto la herida, una que está en algún sitio de mi cuerpo que desconozco. Sale pus amarilla. Sigo en el vehículo, los ebrios van bebiendo y me dicen que no moriré, me vierten un poco de sus vasos sobre el pecho, me dicen que es el antídoto. De pronto me altero, siento una patada en el bajo vientre. Una patada que me dan desde adentro. Estoy embarazada de 42 semanas. Veo que el niño está en podálica. Le toco la cabeza con mis manos, ésta me oprime el esternón. Sus patitas se mueven. Veo como su talón sobresale y se traslada desde mi cadera derecha hacia la izquierda. El niño no nace y siento cómo desde mi vagina salen los fluidos que inflaman mi vientre. Agua y sangre se filtran a grandes borbotones y la silueta del bebe se hace cada vez más definitiva. Busco alguien que me ayude. No puede nacer parado, podría quedarse atrapado por una vagina constrictora. Nadie me pasa un cuchillo, yo misma me podría hacer la cesárea. Ante la posibilidad de tener un villano o a un chiquillo anormal, prefiero entregar mi vida. Se me cruza una colonia de abejas. Las obreras me cuentan en la terrible decadencia moral en la que se encuentra el panal. Lo de las castas y la dinastía los tiene podridos. La reina es una vieja idiota y sus ministros son unos zánganos rubicundos y lascivos que se comen todo mientras desparraman soberbia. Pienso en porqué pasará esto en Chile. No hay dinastías, pero de todas formas es igual. La democracia es un fraude y yo quiero tener al niño. Cuando miro mi vientre este ya se ha desinflado. Ya no estoy preñada. Él se diluyó mientras pensaba en los mal paridos que pueblan el planeta.

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