martes, 15 de abril de 2008

El cumpleaños de mi abuela



Pensé que me moría. Esta vez es en serio. No se trataba de una pataleta suicida, se trataba de una salud mitómana, huidiza, que jugaba al escapista, desapareciendo en un par de segundos.
Queridos...Me moría¡¡ El frágil cuerpo de ésta, su servil dama, se caía a pedazos, se rebanaba como un trozo de mortadela a la presión del cuchillito oxidado de la tienda de abarrotes. Era yo la que dominada por fuerzas superterrenasultracósmicas, se enfermaba presentando un diagnóstico fatal. Pensé en ese tan falso y ruin comentario señalando que era solo el instrumento y recordé que las cuentas se pagan pues hay usura hasta en los fagocitos. La taquicardia apanicada, el sudor frío escalofriando incluso mis mucosas vaginales, mi pelo que se venía a la cara al estilo gótico y mis piernitas dobladas pajarísticamente. Al parecer todo comenzó con una llamada a Talca. Con el cumpleaños de la abuela, de la "mamita ana". Con la incrédula manifestación de alegría ante sus 88 años. Con eso de que no estaba porque andaba en el "supermercado".Con eso de que estaba bien. Mis energías ese día no andaban bien. Parecía que eran succionadas por cañerías igual de tortuosas que un sistema circulatorio. Ahí yo, esperando que las arcadas produjeran frente al retrete, mareada como una borracha, experimentando alucinaciones; construía un nuevo calendario, uno de los ciclos sexuales, un "culendario" y llegaba la nueva era de desvaríos carnales y los rituales escatológicos. Aire fresco para occidente. Ahí, yo con un paro cardiaco y las amneas que duraban un poco más que los llantos privados, me recordé de la impudicia y de la indignidad que tanto avergüenzan ajenamente (aunque sugiero que no es más que proyección) a mi gran amigo y de la falta que me hacía aún a pesar de todo. Ahí casi muerta, yo me arrepentía de no haber sido más patética, más sincera todavía de lo que intentaba ser. Exponer que no soy proaborto porque es un asco botar fetos al water, o declararme mamona y entregada a mi hijo hombre, o manifestarme enamorada de las absurdas conversaciones con Artemio. Decir que no soy mujer ni inteligente, porque no me gustan los gremios ni las identidades embasadas. Tantas cosas se me ocurrían ahí cerca de la muerte...
Me llamó mi madre que esta enferma y me enteré de que mi hermano también estaba enfermo, como siempre, y la verdad es que no sé si es el frío. La abuela goza de buena salud. Ella vive y no se hace problemas más que por las muertes en oriente a causa de un tifón o por un accidente aéreo. Sí, si sé que les puede parecer que soy una mala nieta, pero no me interesa. Siempre creí en las brujas y en los vampiros, pero nunca pensé que se podían ser las dos cosas. Ya estoy mejor.

2 comentarios:

Craft dijo...

SÓLO PORQUE LA MUERTE NOS ANDA AL ACECHO ES EL MUNDO UN MISTERIO SIN PRINCIPIO NI FIN.

Anónimo dijo...

esa foto es un rollo