viernes, 15 de abril de 2011

A gusto del cliente o la última moda




Ya me parecía a mí que no era una simple visión enferma. Una manera perniciosa de ver la vida. La mente de alcantarilla de pensar cosillas extrañas de los demás, de sus industrias, de sus formas de seducción.

Ya conocía eso de que el tipo que inventó los pañales desechables lo había hecho porque le gustaban las nalgas abultadas de los niños, y aún más, que éstas contuvieran mierda lactante. Y obvio, mejor que para lograrlo se talen millones de árboles.

Zacarach y su Red Paidos, Spiniak, Shepherd, Karadima, y un cuánto hay de amantes de los niños, tuvieron como regalo chispas divinas de entretenidas piezas de arte para el deleite de los sentidos. Maravillosos angelitos meando con sus tulitas en medio de la plaza pública, niñitos a culito pelado bailando al son de una caída de agua, pañalitos sube y baja, polleritas como las de las bailarinas de Daddy Yanke, uñitas postizas Tamy, y actualmente gracias a la ciencia, programas como A Mango, Bakán, y últimamente un electrizante culebrón en donde todos los héroes del uso diestro del decálogo del pedófilo hacen despliegue de su magnífico talento embelesando imberbes ABC1.

El Laberinto de Alicia debe ser uno de los productos más apetecidos por los protopedófilos, o pedófilos a secas. Me los imagino preparando un pequeño coctel, exótico y extravagante, disponiendo todo para dejarse permear por el material audiovisual favorito. Riendo a cada toque de sagacidad, a cada código compartido, aprendiendo de los modus operandis, deleitándose con la inocencia, con el dramatismo, con la dulzona aflicción parental.

Noche tras noche, la recompensa por haberse transformado en el tema de moda, en el tag preferido en la industria pornográfica. Los niños “futuro del mundo” en las manos adultas, siendo moldeado a imagen y semejanza para corromperlos y ajarlos, mutilarlos, penetrarlos, carcomerlos y vejarlos.

Una clase, un reforzamiento, una capacitación a cuenta de la televisión pública. Y resulta que lo que se intentaba, era lograr concientizar a la población de la existencia de este problema. Pero, se sabe “"El camino hacia el infierno, está plagado siempre de buenas intenciones”.

Es cierto, el deber de la sociedad no es convertir el tema en un tabú. Pero tampoco en una telenovela que apela a la sensibilidad del rating y los auspiciadores.
¿No le parece terrible, que justamente ahora a uno de los fonoaudiólogos de la patria se le ocurra hacer las veces del jovencito de la película?

Y peor, ¿Que los padres adobados en la histeria y el fanatismo, pregunten a sus hijos de tres años, con llanto incontrolable y durante una seguidilla de días, si fueron o no tocados por el infame? Esto sucede principalmente, por una cultura basada en el atropello a los derechos humanos y la indolencia con el más débil.

El ingenio del shileno, una vez más saca a relucir una de sus perlas cultivadas en el tormentoso inconsciente plagado de miseria que se replica en las representaciones diarias de lo que puede denominarse como “entretención”.

Si quiere interiorizarse de mejor forma en el asunto y ver cómo se resuelve este tema vea SYMPATHY FOR LADY VENGEANCE de 2005, de seguro podrá obtener mejores lecturas que las simples ganas de hacer lo mismo que los típicos actorcillos de cabecera, que piensan estar haciendo un “trabajo de apertura”, y quizás lo están logrando, haciendo salir del closet al abusador que tantos llevan dentro.