viernes, 8 de julio de 2011

A Huelga General



La cuna de la política asolada por la más aguda de las crisis, nos demuestra que en todas partes se están cociendo habas. Sin embargo, no por eso vamos a consolarnos, por muchos los tontos que seamos.

Claro, hay varios que tienen asegurado el chancho y por lo mismo ni siquiera necesitan de consuelo o explicación. Nunca han entendido un pensamiento lógico, y han obrado de manera absurda haciendo caso omiso a las reivindicaciones que tanta sangre costaron. No era sangre de ellos y si es que algo tenían que ver, era nada más un emparentamiento ideológico, porque los pacos y los pelaos siempre han sido del roterío carne de cañón.

Yo soy hija de esa carne de cañón, y tengo un hijo que heredó el deheredamiento de una sociedad que no le interesa en lo más mínimo el “bien común”; quizás de sus sociedades anónimas, de sus consorcios y sus tratados librecambistas con la comunidad capitalista internacional, pero que no se compadece con la realidad de “miles de millones” que al votar cavan su propia tumba.

Justamente aquellos que por motivos etarios quedan fuera de esta “fiesta ciudadana” le están pegando en las tabitas al poder. Pisando fuertemente los callos y juanetes de quienes no se cansan de ponerle el pie encima a su pueblo, a ese al que se deben. Se cansaron de que les digan “jueguen a estudiar”. De seguir escuchando con actualidad congelada “el baile de los que sobran” como un hit radial.

Los jóvenes y niños de la patria entienden que la educación es “la madre de las batallas”, como dijo Piñera en uno de los que podríamos denominar “taldazo”, pues es la pura y santa verdad que fisura sus discursos payasos, esos que entretienen a la mayoría trasformando el repudio en inofensiva mofa.

Pero esa paciencia se agotó, porque por más cómico que sea el chiste, no tenemos ánimos para seguir sonriendo.

Los sepultureros JJ Bruner, Lagos,¡Pedro Pablo Arellano! Bitar, Aylwin, Jiménez, y ahora Lavín, que como un patrón manda a sus empleados de vacaciones para a la vuelta despedirlos, se han revolcado en la mediocridad de un poncho que les queda grande a pesar de sus asquerosas panzas burguesas.

Ni sus paper, ni sus reformas, ni sus estudios, han podido mejorar en algo la deplorable situación de la educación chilena. Simplemente porque no pueden desbaratar una enorme red de corrupción de la que ellos mismos se han hecho parte. Un mercado que estafa como cual tienda de retail, pero peor aún, porque no hay producto del cual servirse.

Esto es ganancia pura. Generan dinero e ignorancia de manera exponencial. Un negocio que como el petróleo, a pesar de sus insondables perjuicios, permanece para mantener la miserable estructura de explotadores y explotados.

En la cuna de la política, ahí donde el ágora bullía de ideas y buenas intenciones, en donde La República aseguró el resguardo y opinión a sus ciudadanos, estos que hoy por hoy se ven, como es costumbre, atacados por un Estado que como una sociedad anónima, defiende su patrimonio a costa de dejar en la más absoluta indefensión a los que parecieran ser sus empleados, han decidido ir a huelga general, porque todos son víctimas de la misma situación. Chile debería seguir el ejemplo griego, entender que el problema que aqueja a los niños y jóvenes de la patria es el mismo problema que todos sufrimos.

Es por eso, que no debemos dejarlos solos. Porque es nuestra historia la que se perpetúa con calcada precisión. Abusados, reprimidos, devaluados, silenciados, ignorados, para mantenernos en la más oscura de las noches. Una que se utiliza para que los ampones gubernativo-empresariales saqueen incluso nuestro derecho a aprender, nuestro derecho a conocer el mundo y a ser respetados.