miércoles, 3 de septiembre de 2008

Control de plagas




¿Pero en serio tu crees en esa relación? o sea si yo soy o fui hija no deseada...me convierto inexorablemente en una delincuente? le pregunté a mi ex compañera de curso hoy flamante socióloga contratada en una consultora. La reflexión de los sociólogos concertacionistas ha puesto en la palestra la píldora del día después como la secreta panacea a los vicios criminales de la sociedad moderna. No es la pobreza; es el sexo malhabido, como la violación del conquistador a la india y la posterior síntesis en el roto chileno.
Y no es que esté en contra de la píldora, esta bien. Ya hay suficientes esclavos en el país, que ni siquiera caben en los PGE porque los fondos se han desviado a campañas políticas, que ya no pueden ser absorbidos por el servicio militar, pues se mueren de hambre y frío sin salvarse de su designio de campesino marginado y quedan en el recuerdo como héroes de Antuco. ¿Qué más? simplemente parar la fabrica de hijos bastardos. De flaites peligroso como monos con navaja. De cabros que de ser buenos ni en el colegio estan seguros, pues se les puede venir abajo el mismo suelo. Ojalá salieran todos tontos o inválidos por que es la única forma que instituciones beneficas pentamillonarias, como la Teletón, se apiaden de su existencia; de salir capaces, tendrán que conformarse con guardar el talento en un baúl y utilizarlo solo para los campeonatos de play station en el ciber más cercano a sus ratoneras Minvu.

El crecimiento demográfico depende de las adolescentes desinformadas y vehementes, de las muchachas neófitas y desheredadas que crían hijos para la guerra y el trabajo asalariado. Ahora hay un superhábit estructural de críos malnacidos y hay que hacer algo "urgente", de "emergencia" como la píldora. La iglesia pataleó un rato, lo suficiente para coincidir con su clásica hipocresía, pero nada serio en realidad. No son el poder fáctico de antaño. El modelo neoliberal ha carcomido los cimientos de la santa iglesia de San Pedro y no le queda más que sacar inofensivas declaraciones de principios. La derecha chilena, la misma historia, pues hay algunos nostálgicos latifundistas pechoños que pusieron, frente a las pantallas, el grito en el cielo para mantener las apariencias, pero los otros, prósperos y progresistas empresarios, que son los que realmente la llevan, están completamente de acuerdo en que si el Estado no puede absorber esa fuerza de trabajo mal alimentada, tiene que ser reducida con métodos químicos "efectivos”. No hay más remedio, además, hace ya varios pares de décadas que han cambiado la caridad - lastimosa ayuda asistencialista - por populismo, triste desviación de lo anterior para alcanzar fines políticos mediante el voto de la plebe.

Es de entender que las grandes familias dinásticas encuentren que la píldora va en contra de la vida, porque para ellos el nacimiento de un hijo corresponde la certeza de trascendencia económica y política. Es obvio que un hijo para los ricos es una bendición y que en este país mientras unos nacen con la marraqueta bajo el brazo, otros, nacen con la mierda hasta el cogote. Así como el control de plagas, como la esterilización canina, es visto por la autoridad la famosa píldora del día después. Un Estado como el chileno no te puede garantizar más beneficio que el de no nacer. De todas formas yo lo veo como un gran favor, más aún, un ahorro de energías para tanto cesante tentado de quemarse a lo bonzo en la plaza pública.

1 comentario:

La Gran Arcada dijo...

Hubo un tiempo en que en la India le regalaban una radio a pilas a todo hombre que acudiera a un consultorio a esterilizarse

eso suena bien