jueves, 22 de septiembre de 2011

Capucha



No quedaban muchas horas en el día para parecerse a los otros
La cara le quedaba a uno a la medida
Estaba ahí por antonomasia

La cara le podía llegar a uno a las rodillas
Pero eran estas las rodillas de uno
Así que estaba bien

Si la cara era de raja
Lo mismo

Y si era de palo
Había también que tenerlo incorporado
Latiendo
Endurecido
Por último dentro
Como un dolor

La cara a esas horas era la propia y no quedaba bien pintársela o retratarla remedando a la de las postales
Por que la tarde había entrado tanto en las oscuras ligas
Que no había recurso alguno de reflejarse

La final estaba perentoria delante de los sentidos que se agolpan en un solo sitio
Y no quedaba más que volver a las buenas ideas de la revolución francesa
dejando de lado aquellas amorosas y falsas, esas de amor y fraternidad con vagales
Con provincianas prostitutas y profesores mediocres

Y a todos habimos que cortarles la cara
Y a todos los que nos pusimos los pantalones del rostro
Y nos hicimos dueños de la mueca
Nos la dejamos
Así tal cual

Como trofeo de identidad minúscula
Certera en la horripilancia
En la humanidad
que hierve en la curva y anchura de una nariz tubércula
Triste y tierna
Vencida y enchuecada por los pugilatos

La cara que se debió cortar por padecer de plagio
De utilidad funcionaria de la persona misma
Como para la tele, como para el show
Como bonita para estelar a “cara descubierta” en una revolución burguesa
Sospechosa
La hundimos en una bolsa y la vendimos en las ferias
Al lado de los puestos de las señoras que ofrecen a mil pesos las fotos del Halcón.


En la cintura del retorno leso del retraso histórico
De cara a un futuro confundido con el pasado como copia editada por un viejo manos de tijeras
cirujano estético -nacionalista
Que está ahí para siempre hermosear la faz de la estrella solitaria del emblema

Nos quedamos a esperar venganza

con la cara nuestra de cada día
Esa que se avergüenza de ser portada
Porque sabe que ahí no caben todos

Y nos cerramos a la atractiva banda que aun blandía su rostro prestado
Hediendo complacencia y dulzor
de una forma práctica

Con una capucha
Con una negra capucha sobre nuestra cara.