Claro, deje afuera todas las descripciones del jugoseo en
cada una de las etapas, pero el niño entendió y se preocupó. Me dijo que si uno
es bien tratado en la infancia bien bueno sería seguir el ejemplo de Oscar y tocar el tambor para
siempre.
La existencia humana
es bien mediocre y cuando uno se sumerge en la adicción a alguna sustancia
alucinógena entiende con mayor impacto, la futilidad de este ciclo hasta que
llega a la nada. Waking Life o Enter the Void, cada uno a su manera, explican
desde una perspectiva bizarra lo
agarrados de los cocos o las tetas que estamos del capital y sus vicios.
La subsistencia no resiste la recolección de bayas, la pesca
y la caza, ni siquiera la agricultura en una inexistencia de tierras
pertenecientes a algún natural. No, depende ya de supercorporaciones (como Cencosud) a las cuales el Estado les
condona las deudas y que construyen para
nuestra perversa tentación mundana, torres de babel (Costanera Center) que se
erigen justamente en los polos de transitabilidad social, ahí donde el obrero
del área de servicios, sueña con ser de la comuna(Providencia) y dejar de viajar
en transantiago.
La urbe y su columna vertebral lordiósica que sube hasta las
montañas mientras el viento sopla para que los más pobres se intoxiquen y
mueran, no es más que una réplica de todo un país, e incluso el mundo, que
inhibe las buenas prácticas por un par de moneditas. Pero los diagnósticos ya
están dados y fíjense que es el propio poder el que ahora por “transparencia”
lo comunica y difunde.
El “Informe del Estado del Medio Ambiente” entregado por el
Ministerio del idem declara que 10 millones de chilenos se ven obligados a
aspirar caca manada, y ellos mismo lo dicen, por las termoléctricas, las
cupríferas, que nos dan ese sueldo que poco y nada vemos salvo cuando se hacen
homenajes al tirano y nos acordamos que un gran porcentaje se va a “defensa”, y
la calefacción a leña. Si, es cierto, a veces también tenemos la culpa.
Paralelamente, la ONU saca el informe GEO 5 en el cual dice
lo siguiente a sangre de pato “La Tierra sufrirá un colapso sin precedentes,
abrupto e irreversible” dado a que “El crecimiento económico ha tenido lugar a
expensas de los recursos naturales y los ecosistemas; debido a los incentivos
perjudiciales” como el subsidio a los combustibles fósiles de parte del Estado
de todas las naciones.
Ya, ¿y? Y nada, pues. Nos dicen que nos estamos muriendo, o
que nos vamos a morir, pero como esto es parte del ciclo de la vida parece que
da lo mismo; la verdad es que las cosas seguirán de mal en peor y que, bueno,
ya no es que los Mayas o Salfate tengan razón, sino que son ellos mismos la
tienen, como también las soluciones, pero es muy difícil que las lleven a cabo.
Hay muchos intereses de por medio y cosas que parece, van más allá de la lógica
y racionalidad que tanto predican.
¡Todos vamos a morir! Y sí, eso es evidente, pero que el mismo
hombre finalmente haya logrado ser la profecía autocumplida nos demuestra lo
poco empáticos que hemos sido con nuestra propia naturaleza, réplica del mismo
Universo.
No sé porqué me tinca que muchos sienten orgullo de una
sociedad suicida, de que no sea Dios el que plantee un Apocalipsis, sino que
sea una creación humana la que escriba un guión Mad-maxiano.
Claro, yo también me siento doblándole la mano al destino y
quemándole, gracias a un porro, las hojas a la biblia, pero me doy cuenta que
no soy solo yo la que me muero, sino todos y todas, haciendo por fin causa
común en una partusa tanatológica indecente e inmoral, que agarra a varios miles
de especies ajenas a lo repugnantemente humano, terminando de una vez y para
siempre con el “ciclo de la vida” en lo que en el Informe oficial de a ONU se
denomina científicamente “la sexta extinción”.