viernes, 9 de noviembre de 2007

Y verás como quieren en chile a la amiga cuando es forastera

De machos usufructuadores



Vivir a pasos de la Plaza Anibal Pinto; el cosmopolitanfashioncenter del puerto, no es cosa fácil.

Competencia desleal han sido siempre los productos importados desde las economías desarrolladas, y sigo afirmandolo cuando veo pasar ese rubio natural, de longilínea y esbelta figura.

Ahorcar hábitos, sacar pasaporte y recibir correspondencia extranjera es lo que necesito. Pero me falta vocación. No sé si quiera hacer esos esfuerzos latinos cachondos y bailar como pantera a un ritmo afro. Pero es mi deber.

Como vengadora, por las mujeres del Puerto, debo comenzar a actuar como cazadora. Nada de ese estúpido afán intelectual. No más política ni literatura.

A los hombres de estos lares, les basta con disfrazarse de magos y sacar un par de conejos estúpidos, blancos y saltarines de sus bocas, para tenerlas a sus pies. Una noche con un “buen sudor de pecho” basta para disimular su naturaleza eunuca ¿Cómo no voy a poder ocultar mi olor a patas y mi mal genio un par de días? ¿Si ellos lo hacen cada vez que recala alguna Green Card prometiendo destino a las europas?

Hay un solo y gran problema. Aunque trate de ser apasionada a la italiana, sofisticada al estilo francés e inteligente como una británica, tengo gusto de mujer chilena. Gritaría en la pista atlética junto a las señoras por Marco Antonio, y lo confieso me despierto viendo al chulo de Camiroaga.

¿Qué será? ¿Que a todas las mujeres del mundo les gusta el hombre latino?
Ese gañan, patudo, mandón, testarudo y mentiroso, de tez y falo moreno.
Y ahí está! Solo un par de veces y al borde del coma etílico he podido con esas nórdicas pirulas.

Un felatio a Oliver Twist, pensaba mientras mis labios resbalaban por un músculo pálido y triste. Este recuerdo me hace retroceder y mirar con optimismo al hombre latino.

Si a ellos les gustan las extranjeras, les deberían gustar también sus teorías sobre la emancipación y participación pública de las mujeres. Pero uno nunca sabe. Quizás ellas están buscando al macho cabrio, ese mocetón retrogrado que murió con las leyes de paridad en el “primer mundo”.

Siguiendo esta lógica podría pensar que aquí se viene a buscar la buena cocinera, la abnegada madre, la sumisa esposa. Pero nos empezó a cantar otro gallo o mejor dicho gallina. Y como ya sé que no me provoca- así me prometan viajes alrededor del mundo hasta el mareo y la posterior arcada- ningún apéndice albino, mejor me relajo y busco la moraleja de esta historia.

Las mujeres los prefieren morenos y los hombres morenos las prefieren económicamente desarrolladas.

Por lo tanto, buscaré en otras latitudes, siempre dentro de mi Latinoamérica, robustos mulatos que hagan de todo para seducirme- como quiere el hombre chileno a la amiga cuando es forastera- si quiere poseer mi neoliberal corazón y disfrutar del “milagro chileno”.

Ofrecerme en matrimonio en Cuba o traerme un peruano de esos grandotes que se encuentran en las blancas calles de Arequipa, es en definitiva, mi próximo movimiento.

Más vale india conocida...que gringa con SIDA... ya lo ves chico...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hay una fijación en el gringerío que me imagino responde a rencillas de corte emocional-afectivas, lo que más temo de esas cabelleras rubias es "la re conquista" que se nos viene encima.
La más linda es su fotografía.

Anónimo dijo...

Escribes bien Karen. Me ha gustado mucho el texto.

Anónimo dijo...

eres hermosilla

Anónimo dijo...

AUNQUE USAS UN LENGUAJE FUERTE , DESAFIANTE Y DEMASIADO IRREVERENTE A VECES PARA MI GENERACIÓN , DEBO DESTACAR QUE ESCRIBES MUY BIEN Y QUE TUS TEXTOS SON DE CUESTIONAMIENTOS BASTÁNTE INTERESANTES.