lunes, 10 de marzo de 2008

Cocinando con karen


Cuando mi tío comunista probó la salsa de espinacas y la carne rellena al horno, me dijo que porqué no me dedicaba a cocinar. No era un halago, ciertamente lo que intentaba decir era "callate y cocina". La discusión acerca de Chávez lo había dejado dolido. ¿Y que tanto? había sido sincera. Claro que me da desconfianza y si, soy de izquierda pero además de eso pienso. uuuuu. Lo último fue muy agresivo. Es que no soy comunista, no creo en los alienamientos-alineamientos, y me cargan las discusiones políticas que tienen como único afán seguir parapetados en el poder o conseguir cuotitas prestandole el "alma" al diablo. Chimuchina política alejada de las problemáticas sociales, discursos que encubren el desfalco y el crimen organizado. En eso los caudillos se parecen de forma fatal.
Ese día de año nuevo, como de costumbre me lucí. Habiendo ingredientes y una cocina con gas, todo resulta bastante bien. Podría pensarse que mi mano provoca indegestión, pero son puras sonrisas y repeticiones. Tengo el don de las mujeres del campo, heredado sin duda de mi abuela Eliana, con la que no hablo hace casi 7 años por lenguaraz, venenosa y temperamental, además de bruta y manipuladora (condiciones que en evidencia confirman mi ligazón sanguinea), y de mi padre un excelente cocinero de mariscos, asados y pan amasado.
Le hago a los granados, las cazuelas, las carnes asadas, a la olla, al horno, y además de pastas y sushi. Ayer hice porotos granados para un amigo que no llegó. Invité a mi compañero y comí junto a él el suculento plato. Me sobró pastelera así que en la tarde experimenté con ella para hacer pastel de choclo. La alquimia perfecta¡¡ y es un veredicto, tengo el don. Me salió sin nunca haber sabido hacer pastel de choclo. Mi tío tiene razón, dedicarme a cocinar sería magnífico, claro que siempre picando el ajo y rallando la papa.

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