jueves, 25 de septiembre de 2008

La rebelión de los cabeza deforme

O el Gen Lombroso (texto de ironía...por favor¡¡¡)


El médico criminólogo italiano, Cesare Lombroso, fue un insólito personaje. Socialista y seguidor del espiritismo, tuvo especial interés en elucubrar una hipótesis para demostrar que fisiológicamente la mujer y la inteligencia son enemigos irreconciliables. En el año de 1894 escribió la obra “los Anarquistas” donde, amparado en lo que se conoce como “ciencia”, logró identificar un sujeto particularmente macabro para la sociedad. La categorización se basaba en que éstos poseían unas deformaciones craneanas que certificaban la presencia de un ser criminal. Este intento bastante controvertido, basado un 100% en observaciones y anécdotas, fue el cimiente de la antropología criminal.

Los impresionables y formales ciudadanos siguen creyendo en estos supuestos esotéricos, que hacían poner atención en los “cara de moco” de cabeza deforme, y antes como ahora, aplican un shock amanzalocos para reintegrarles a la sociedad.
Pertrechos urbanos como el ultrasonido son las joyitas más nuevas en este menester.

Concordemos o no con el diagnóstico y las supuestas “curas” para estos monstruos, sabemos que hay varios millones discretamente invisibilizados para no afectar la “imagen país”. Ya hemos nacido: criminales, esquizofrénicos, neofilos y morbosos altruistas que no complotamos con el liberalismo ni el socialismo.

Mi madre ponía sobre mi cabeza de recién nacida un gorrito de algodón para no evidenciar mi monstruosa deformidad. Lo supe cuando vi una horrenda foto donde aparecía de unos 6 meses de edad sin sombrero y una corroboración definitiva cuando me rapé hace un par de años. A causa de nuestra extraña cabeza, nos gusta usar sombreros como los de Sacco y Vanzetti, grandes champas de pelo de colores o simplemente una capucha para no mostrar su deformidad.

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Una de nuestras más celebres exponentes. Bety permaneció hasta su muerte dentro del closet


Nuestro excelente y honorable camarada lombrosiano, Carlos Brown


Ya que constituimos una morfología particular, una mutación si se quiere, esta presencia esta siempre en las épocas. Es parte de una especie inextinta que se activa con mayor fuerza cuando se está sometido a encorsetamientos sociales. La mayoría hemos sido gestados en dictadura y criados en una democracia indirecta y neoliberal.

Los síntomas no se hacen esperar en periodos de incertidumbre y ambición de dominio. Estamos hechos para evitar el totalitarismo del estado y las matemáticas. Por ejemplo, nos sentimos impedidos de sumarnos a los comicios electorales pues nos atacan cuadros de apnea iracunda, sopor lésbico o asco regurgitante cuando intentamos actuar en tales farsas, y sin tener otra escapatoria, hemos vuelto la espalda, automarginándonos del único contacto que tiene el ciudadano de a pié con el mundo público: el voto. Restándonos de ex profeso de los rituales políticos, respondemos a un nuevo tipo ciudadano. A uno que no es posible cercarle bajo ningún dogma perpetuo, que no cae en las celadas de la jurisdicción y el distrito.

Pretenciosos algunos lombrosianos no creemos que la única manera de razonar en política sea situándose en la competencia o en la lucha de clases. Tanto como para desear no menos que los personajes de Sympathy for Mr. Vengance de Chan Wook, donde sus propios cuerpos son la protesta que se excederá en una reivindicación multitudinaria, la misma razón por la cual no teme quemarse a lo bonzo el energético muchacho de Waking Life de Richard Linklaten.


Una de las diferencias más importantes con el sujeto “normal” que no fue advertida por los criminalistas, fue la capacidad telepática y la interacción simbólica, prácticamente paranoica que permite crear imágenes y conceptos nuevos. Lombroso algo habló de la neofilia (obsesión por la creación) que afectaba al sujeto anarquista, pero no introdujo nociones de psicomágia, a pesar de él ser asiduo al espiritismo. Quizás el mismo Lombroso fuera un aterrado anarquista que se fundamentaba en su negación.

Un trabajo psicomágico soslaya el timo patético de la clase política y como en la canción Química de Mauricio Redolés, se prefiere el caos ante una “realidad tan charcha”. Sintiendo lástima por esos personajes expuestos, manipulables, que como las monedas, no conforman ningún poder en sí mismos, nos apoderamos de su cara y sello revelando un frankenstein social, que trata de triunfar en un olimpo vertedero. Bullado es el caso que alguno de los nuestros hizo realidad sus sueños y bautizó a una Ministra de Estado para quitarle la mancha del pecado original por medio de un jarro de agua.


Ante tanta mamá que pone gorros a sus hijos recién nacidos no podemos verificar cuántos somos los lombrosianos. Pero sabemos que hay más de 4 millones de personas que no se identifican mediante voceros gárrulos. Más de 4 millones de personas que no les interesa elegir entre ya “elegidos” por castas salvajes para que arrebaten un poder propio, cada vez más criminalizado. Más de 4 millones de personas que me acompañan en este cambio de estado por vía de la abstinencia.

Podríamos decir que sin quererlo se han vuelto simpatizantes de este gen. Ya sea con fiestocas incontinentas- reggetoneras, donde por fin le vuelve el alma al cuerpo al cada vez más contractual ritual de apareamiento, con la utilización maestra de Internet y la creación de un mundo virtual donde se puede perfeccionar la cosa, y a ratos ser feliz, con percepciones psicotrónicas mediante drogas informáticas, o con únicas y francas expresiones humanas como son las protestas. En una de esas somos efectivamente unos 4 millones en este lugar llamado “Chile” y mundialmente unos cientos de millones más, que seremos motor de los cambios que se acercan a pasos agigantados.

La realidad vuelve a la tierra. La magia, la verdad. Seremos quienes harán un hábitat creativo y dinámico, sin mentiras basadas en la especulación y el egoísmo.

Cabezas de papa del mundo, UNÍOS¡¡ Desconéctense, dejen de drogarse, salgan de su pieza hedionda. La era de los criminales ha llegado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

los textos de criminalistica y los rancios programas policiales de la t.v abierta han propiciado el surgimiento de movimientos que con los pretextos de que los rasgos físicos representan el actuar o el oficio de la persona, amparados por una misión "altruista" o paradogicamente con un aire a nuestro pasado decían evangelizar y convertir al desamparado, la rehabilitación sin implementación no existe, pero si se escribe en los largos discursos de la presidencia como un punto a favor de su legado, no estamos muertos.

Anónimo dijo...

anarquía y autosugestión!

Anónimo dijo...

excelente

Anónimo dijo...

AMOR+CAOS!