sábado, 27 de junio de 2009

La Perdedora



No hay mejor discurso que el de quien se echa a morir. Anda con la fiaca pateando la perra...y tomando a la bolsa. Causando admiración por la pena que es capaz de hacerle sentir al prójimo. Pregona, agorero de la decadencia, sobre las fistulas y furúnculos que le salen en el cogote y la retaguardia.

Llora como un sobreviviente y evoca a un jesus reventado y completamente inútil en el desempeño de un rol, al menos estimulante, para generar una met-a-mor-fósis. Pero nada. No hay nada más que una ganancia marginal, a último momento. A eso de las 3:46, cuando el IPSA rasguña, de forma entelequia-ca, el éxito y su retráctil gargajo.

Un judaísmo del más chanta, pegado como estampilla sobre un alma católica. Especulando mientras se pasa por un arco rojo.

El perdedor siempre es un winer sin siquiera tener los modales. Los beneficios de magullarse en público, de tener un debut callejero, de apelar al patetismo en una fila del BancoEstado, terminan siendo la sorpresiva victoria del mendigo a las 7 de la tarde con su vasito de plástico relleno de pesadas monedas de 10 pesos. l sonido importa más que el monto.

No soy la Carla Brunni, y está bien claro. Apuesto a perdedora, pero a diferencia de mis colegas borrachos de oficio y escritores por hobby, efectivamente pierdo aunque casi gane. Me hago zancadillas en el peor momento y ya no resulta ser un chascarro de matinal, sino la hiperrealidad de Mea Culpa, o de La Peste (teatro) , que es la misma weá.

Grito de a pedacitos en unas frases esquemáticamente incoherentes, drásticas como un nick de msn o un posteo a mansalva, reñidas con la autoridad, escépticas con el progreso.
Nunca me cansaré de escuchar a Charly García, y me vale verga que el tipo se deje seducir por los jales de menem o piñera. Él habita en él, adentro. Y eso es lo que siempre ha sido "lo bonito y lo importante".
El otro ha muerto.
El "dispara usted" (o disparo yo, solo si soy el etnólogo de la cámara viajera regalando blue jeans a los indigenas en una conspiración genocida) ha caducado. Nadie tiene el derecho de hacer los honores de nada, porque el honor también ha muerto, y ni los huesos quedan.

La sociedad del espectáculo ha muerto. La observación participativa ha muerto, los realitys han muerto, las fomeques peliculas dogma, han muerto, la clase política que fabula con el señor de los anillos, ha muerto.

Murió el weón traumao por ser "el mono bailarín", culeado barsamente por su proxeneta patomalopadre. Después de eso cualquiera termina por ponerse a diario un tampax en el ano, atajando lo que se pueda de una fecalidad galopante. Siempre he pensado en la fuerza de Michael. En la podredumbre de su carne emparentada con el fracaso de si mismo castrado y su nariz: ancla indecente, de Diana Ross. Mejor que parecerse al gorila corrompido por el machismo afrocafiche.

La identidad en el paso lunar. La identidad en la entrega total de un mineral precioso que finalmente termina convertido en corneta.

Un muchachuelo genial, golpeado por el espectaculismo, que fue muerte.
A Michael le dolía, le dolía el avance de las décadas y la presión del estilo, que terminó por mandarle el prejuicio a la vena.

El otro ha muerto. El que se desvive por agradar (-leS) en una autenticidad travesti. Ha muerto el ganador que pierde, y de seguro MEO está cagado, y todos los candidatos y asesores del mundo, que a los treinta ya van al geriatra, y engordan y se angustian por "el voto popular". Jajajajjaa.

La seguirán llevando los perdedores que ganan, así cedan con corazón de abuelita puta y hagan un estado palestino -israelí. En esa "agachá de moño" está precisamente el triunfo. En hacerse el de las chacras para seguir sembrando el germen acomodaticio que permite sobrevivir como un parásito colgado de la rama de una patagua. Es tan parecido el modus operandis, pero existe una diferencia copernicana.

Los otros usufructúan, pero se nota a la legua por el alto pixelaje. Por la ansiedad del aplauso webón y siempre hipócrita. la pobre feña y su alfombra roja: lengua lamiendo el trasero de la moda.

Obamma y Bachelet son personajes ingresados para confundirse entre los superheroes de un comic comunista.

Arriesgando desde la vida misma, sin ninguna tribuna tevita y sin partidos, o mafias, donde los complejos se multiplican con la velocidad del juego en la última carta, el perdedor se afirma por los palos. "Veleta, tu única ley, el palo que te sujeta". Solito, a punto de convertir como un brujo su muleta en bastón, y su bastón en ortopedia, y su ortopedia en fetiche y finalmente en un poderoso talismán de la mala suerte.

El ganador se caga si pierde: Espectaculismo o Muerte; el perdedor es el único capaz de sentir verdaderamente el placer de ser barsa. En la inocencia, en la desvergüenza, en el jugo, en el amor.

Sacmorris es una cagada al lado de hanna montana. Y Carla Brunni y todas esas "guaguitas" con pelos en la pancorita, se pueden ir ganando, a la misma chucha.
Me gusta la hanna montana. Me gusta esa pendeja ridícula, por evidente, por solapada, por perdedora.

Aunque para mí, será siempre Santa Rita la flor más perfumada. Visiten alguna página religiosa para que lean la extraña vida y hechos exóticos que la convirtieron en un cadáver momificado expeliendo hálitos florales.