Mi orgullo

Desde los quince años soy mamá. Mi gran orgullo no fueron las curvas de mi cuerpo y tampoco los primeros lugares en alguna disciplina extraescolar. (Aunque hice danza durante toda mi seudoadolescencia -lo que me trajera problemas con la familia del padre de mi hijo, puesto que una chica en mis condiciones no debiera siquiera estudiar) Mi gran orgullo a sido siempre mi maternidad, y ahora que han pasado 8 años y el apendice tiene vida propia, mi hijo.
¡Qué inteligente, bonito, chistoso, profundo, que es¡ Si ya ni me interesan las visisitudes horrorosas que tuve que sortear, si ya ni siento la discriminación de grandes y chicos... si ya ni me acuerdo de cómo era antes de como fui después.

Ese niño que crío hace ya un buen tiempo sola, es el segundo promedio más alto de su colegio, el que hace los dibujos más lindos y las volteretas más perfectas. Es él que hace su cama y se interesa por la vida animal y por los indigenas y por los viejos pobres que le dan pena. Ah¡¡ además es excelente jugador de play station.

El otro día fui a la carnicería junto a él, mi hijo. Como siempre voy a comprar mi escalopa de asiento, pues soy una irremediable carnivora. Los matarifes ya me conocen y me tienen cierta estima. " ¿Cómo está señorita? ¿Su hijo?..pero si es igual a usted, parece que lo hizo sola"...Aunque nuevamente peque de egolatra...mi sonrisa no se hizo esperar.

Debe ser traumático ser hijo de una madre soltera...pienso en Truffaut, en cierto amigo íntimo, en el complejo de edipo. Mi profesor de tesis me dice que soy una madre perversa y polimorfa, que le tengo que pegar, que tengo que hacerlo sentir mal. Yo pienso que es suficiente con tenerme de madre.