jueves, 27 de octubre de 2011

Nuestros tontos políticos



Nada de lo que digo es un descubrimiento, pero siempre es buena la majadería en casos como este. La política es la más patética y mediocre de las expresiones del hombre, de uno que no teniendo talento para destacarse en nada, echa mano a la cofradía, a la pandilla de amigotes tan pencas como él, para mediante una máquina conseguir lo que de forma natural, no se les daría tan fácilmente.

“La política es el campo de trabajo para ciertos cerebros mediocres”, nos dice el viejo Nietzsche y si a eso le sumamos que “Un estómago vacío no es un buen consejero político” según Einstein, tenemos una horrible mezcla entre políticos limítrofes en escena, y asesores hambrientos como lobos, dando consejos “perspicaces” tras bambalinas, por la pura vanidad de estar cerca del poder.

Asco me dan los políticos, repugnancia, ganas de escupirlos. Estos que están ahora y han estado siempre, porque las ganas de “gobernar”, de “consensuar”, y hacer transas beneficiosas para el bolsillo izquierdo y de espaldas a los ciudadanos votantes, no es cuento nuevo.

Adolescentuchos que una vez frustrados en sus ambiciones y sueños, comenzaron a la mala y bajo el filantrópico rótulo de “servicio público”, a ser becados por el pueblo para realizar las más estúpidas concesiones a sí mismos. Las frivolidades más absurdas, los “gustitos” más inconscientes.

Y no porque uno no lo haya hecho, sino porque lo hacen bajo el solapamiento de “por el pueblo, pero sin él”. Por eso estoy ahíta de esta gentuza miserable, y de cualquier idiota que sabiéndose tal, deba darse importancia por medio de alguna estructura anquilosada en la costra proletaria.

Si bien ya no se puede hablar de una clase obrera, somos miles los que hacemos nuestra vida a la antigua, con hijos y un oficio al cual le tenemos cariño. No somos pobres, pero queremos dejar la tonterita individual, el troleo, y todos esos sucedáneos tecnológicos, todas esas visiones pos modernas, edulcoradas de la verdadera lucha de clases.

Ya no es cool tomarse un copete con uno de estos sátrapas, si es que para alguno, alguna vez lo fue, principalmente porque no es posible entablar un diálogo inteligente. Como cualquier winer intentan venderte algo, que ni siquiera ellos saben realmente que es.

Los políticos de hoy, los de la nueva generación, Lagos Weber, Girardi, o Meo, sufren de tantas enfermedades degenerativas, como el más viejo de los gerontócratas. Los excesos, sobretodo de impudicia, del juego de palabras ingenioso, basado de una pastillita para la mente, de la grotesca afición por calentarle el pichi a la hija menor de la pobladora, o a la periodistuchita de turno, o a la alumna en práctica que los entrevista para la tesis, los ha convertido en un mamarracho, que pocas veces hemos visto con tanta intensidad, ni siquiera en los rockeros y actorcillos de poca monta de la ciudad puerto.

Vemos que los que se sitúan en su investidura, con el sentido e importancia que tiene cargar con el poder donado por los votantes, son capaces de realizar una buena gestión. No puedo no ver lo que ha hecho Navarro, que comenzó de atrás para adelante, pero que por fin ha dado en el clavo.

Si en este momento el poder no transita es porque está acaparado por cerdos bullimicos y limpios que no consiguen engorda, ni satisfacción. Que están tristemente enfermos tratando de parchar sus vacios con pésimos argumentos, por lo evidentemente falaces que resultan, y peores métodos para conseguir la ansiada “autoridad”.

Al parecer la herencia política que dicen acarrear, no la han entendido. Es por eso que ahora “para el pueblo y con el pueblo”, se debe decidir que no es posible entregarle el poder a una sola persona, incapacitada inclusive, para entender de qué se trata su tarea.